Compartiendo Kilómetros

En mayo hice tres años que empece a correr de manera asidua, no escribí la entrada "conmemorativa" por falta de tiempo y cuando lo tuve -es un decir- ya daban igual los "números", la cosa es que durante estos tres años y casi 5000km que llevo en las piernas he tenido la oportunidad de compartir muchos kms muy bien acompañado y este verano está siendo realmente especial.

Al principio corría solo, especialmente porque solía correr al mediodía con todo el calor, por lo que no había muchos voluntarios, también influyó que en mi entorno éramos pocos los que corríamos y además de niveles muy dispares.

Digamos que el primer año de corredor fue en solitario, luego al comenzar a escribir el blog me volví un poco "más social" y empezaron a llegar algunas salidas con María y tiempo después con Gerardo.

Pero una de las cosas positivas del blog es que sirve de trampolín para conocer más gente, especialmente de fuera del entorno en el que uno se mueve y así llegué a conocer a Isidro con quien desde el primer momento hubo una conexión fantástica, casi sin conocernos ni habernos leído el primer encuentro fue fantástico, he tenido la suerte de contar con su compañía ya durante tres veranos consecutivos y empieza a llegar la hora de ser yo el que le devuelva la visita, una de las múltiples excusas sería la Maratón de Barcelona, pero si no cae por ahí, caerá de otra forma.

Ya comenté la salida con Isidro y Gerardo el otro día entrenando la TinajoXRace, después de aquel día cayeron unos kms más, me dijo que le tenía ganas al Volcán de Costa Teguise, por lo que una de las tardes que tuve el hueco salimos para allí, la idea era subir y dar un paseo tranquilo, tampoco era plan de abusar porque aquí el amigo ya había tenido su dosis de ruta por la mañana e iba a doblar entrenamiento.

Isidro se había pillado una mini cámara esa misma mañana y los dos parecíamos críos correteando por los senderos que nos llevaban rumbo al volcán, él iba grabando y hablando a la cámara todo el rato, mejor leer su entrada al respecto y así uno se hace a la idea.

Isidro en plena acción con su mini cámara

El tiempo pasaba muy deprisa, es lo que ocurre cuando uno se encuentra bien, allí arriba pese al fuerte viento se estaba de lujo, lástima que había que volver pronto.

Al final nos quedó un recorrido corto y cuco de poco más de 1 hora, no sería el único, porque un par de días después pude compartir con él otro de mis recorridos favoritos que estoy haciendo últimamente, el de Los Ancones.

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De nuevo cámara en mano y conversando los kms iban pasando muy rápido, ahí intenté engatusar a Isidro para que hiciera la HTT Máguez, porque era el último día para apuntarse, pero no podía ser, era muy tentador para él pero caía en su último día de vacaciones y no era plan, una lástima, porque entonces sí que habría visto que aunque poco, algo de verde hay en Lanzarote; esa ruta quedará en el tintero para otro año.

Una vez acabados los 10km de ruta sencilla y placentera, nos fuimos a tomarnos un refrigerio fresquito que nos sentó de lujo, sería por esta vez nuestra última salida juntos, sin duda este año ha sido mucho mejor.

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Pero esta no sería la única visita que recibiría este verano, hace no mucho Carlos comentó que vendría a Lanzarote, sin duda una magnífica noticia, desde que descubrí su blog y a medida que le he seguido tenía muchísimas ganas de desvirtualizarle, por lo que en cuanto estuvo en la zona quedamos para hacer una salida tranquila.

La ruta propuesta sería un recorrido por Caldera Blanca que me vendría fenomenal para entrenar la TinajoXRace Media, como Carlos es asfaltero al 100% escojo una ruta de unos 12km con salida en el km 27 de la Ultra y llegada a Mancha Blanca, ambos llevamos coches por lo que no habrá problema.

El primer encuentro fue fantástico, una vez en posición iniciamos la marcha tranquilos y a un ritmo cochinero, yo sé que él puede ir más rápido pero como vamos charlando soy yo el que no podría aguantar mucho rato así, comenzamos a hablar y hablar, disfrutando del paisaje.

Por desgracia el día hoy no era muy bueno, nublado y con fuerte viento el panorama no tenía nada que ver con lo visto unos días atrás, lo sentía por él porque se perdería parte de la belleza de este lugar aunque conoció otra gama de colores desde luego.

El paso por el sendero volcánico fue una gozada, me daban pena las zapatillas nuevas asfalteras de Carlos, por cierto que son candidatas para mí también, porque con las piedras cortantes que aquí hay temía mucho por su integridad.

La subida a Caldera Blanca la hicimos tranquilos, pese a no ser aficionado al trail Carlos mantenía muy bien el ritmo, vamos que si yo tuviera más fuelle iríamos mucho más rápido.

El momento al ver la caldera es sublime, la cara que pone justifica con creces el encuentro, seguimos subiendo mientras el techo de nubes comienza a bajar, incluso a veces oculta el punto más alto.

A diferencia del calor que hacía en Puerto del Carmen cuando fui a por Carlos, en lo alto de la caldera hace un frío que nada tiene que ver con ser julio y Lanzarote, no nos demoramos mucho más y comenzamos a bajar mientras le voy contando las reacciones de Isidro al pasar por ahí el otro día, la verdad que tengo mucha suerte de poder contar con la visita de gente tan estupenda.

Mientras bajamos Carlos me comenta que se acaba de dar cuenta de un detalle insignificante ... se ha dejado las llaves de su coche en el mío, es decir, el plan para ir a Mancha Blanca ya no tiene sentido, hay que volver al mío ... por lo que habrá que alargar la salida un poco más, sin problema.

Los kms pasaron muy rápido y se nota que ambos somos asfalteros porque en cuanto pisamos la carretera rumbo al coche mantuvimos un ritmo alegre bastante bueno, nada que ver con los ritmos de unos kms antes que no había por donde cogerlos.

La cuestión es que al final nos salieron 15km que pasaron rapidísimos, estas salidas son estupendas.

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Me habría gustado poder compartir más kms con Carlos pero entre el trabajo y el poco tiempo disponible no pudo ser, lo que sí pudimos hacer fue un breve pero muy fructífero encuentro con su familia y la mía en Puerto Calero, donde disfrutamos de un magnífico rato dando de comer a los peces viendo cómo los peques disfrutaban, impagable.

Espero poder devolverle también la visita a Carlos, antes iba mucho más por Madrid pero en los últimos años ni por trabajo ni por motivos personales he pasado por allí, de todas formas la Maratón de Madrid caerá en mis piernas tarde o temprano.

Pero estas no han sido las únicas visitas de este verano, aún está por llegar otra persona por aquí, pero como no ha dicho públicamente que vendrá -que yo sepa- , pues habrá que esperar un poco más.